Los 3 exorcismos de Juan pablo II

EXORCISMOS REALIZADOS POR EL PAPA JUAN PABLO II
Bobby:

El Papa Juan Pablo II hizo 3 exorcismos como Sumo Pontífice aqui hago una pequeña reseña de 2 de ellos el primero y el último que es tratado hasta la fecha por el padre Gabrille Amorth. El tema lo abro porque se me hizo interesante debido al post del compañero Finch y sé que como yo hay muchos que no sabíamos que el Santo Padre había hecho estos actos. :o :o :-X

El Papa hizo un exorcismo en 1982

Lo realizó en las habitaciones pontificias a una mujer de Spoleto, que aullaba y se arrastraba por el piso

Dicen que la impresión de Juan Pablo II al finalizar fue que había vivido una verdadera escena bíblica
Ciudad del Vaticano ANSA

Juan Pablo II es el primer papa en 385 años que enfrentó personalmente al Demonio, el domingo de Ramos de 1982. Esta información se dio a conocer justo cuando el Vaticano vuelve a ocuparse de Satanás en un documento público.El 4 de abril de hace 17 años, Juan Pablo II luchó contra el Diablo en las habitaciones del Vaticano, según cuenta en su diario el obispo francés Jacques Martin, que fue hasta su muerte prefecto de la casa pontificia.Martin escribió que Ottorino Alberti, obispo de la localidad de Spoleto, llegó aquel día a la audiencia papal con una mujer poseída. Juan Pablo II inmediatamente se puso a trabajar.Mientras los gritos de Francesca F., que se arrastraba por el piso y aullaba, se escuchaban fuera de la sala de audiencias, el Papa oraba y pronunciaba exorcismos, siguiendo el libro de Urbano VIII. Sólo presenciaron el ritual el obispo de Spoleto y unos pocos prelados.Muy impresionado por la escena vivida, Juan Pablo II comentó al obispo de Spoleto: Nunca me había sucedido algo así en mi vida. Una verdadera escena bíblica.Un año después, Francesca F., totalmente curada, regresó con su esposo al Vaticano para anunciarle al Papa que iba a ser madre, relata Martin en su diario.Hasta ver al Papa, la obsesión demoníaca la había alejado de todos y hasta del esposo y, en consecuencia, de la alegría de la maternidad, narra el prelado.Son muchas las historias de papas exorcistas. Hace mil años, un monje francés, Gerberto de Aurillac, fue papa por acuerdos con el Diablo. Según la leyenda popular, Satanás le prometió el más elevado cargo del mundo si le entregaba su alma tras entrar en Jerusalén. Gerberto aceptó el trato y fue obispo de Reims, después de Ravenna y por último, llegó a Roma.En el año 999 tomó el nombre de Silvestro II y cuando en el 1003 levantó la basílica de la Santa Cruz sin saber que estaba sobre tierra llegada de Jerusalén, murió de improviso.Se dice que sus huesos todavía hacen ruido y emiten un sudor frío cuando se aproxima la muerte de un pontífice.Otro papa, en el siglo XI, alejó al demonio de una zona cercana al Tíber. Y para lograrlo derribó un árbol gigantesco donde se había refugiado Satanás.Se trata de Pascual II, quien en 1099, cuando llegó a Roma la noticia de que los Cruzados habían liberado a Jerusalén, que estaba en manos musulmanas, decidió alejar para siempre a Satanás.El Demonio habitaba en un árbol secular, sobre la tumba de los Domicios, la familia del emperador Nerón.Armado con un hacha y una cruz, Pascual II derribó el árbol, un álamo, e hizo luego el exorcismo en la zona.En el sitio en el que estaba el álamo (en latín, populus), ese papa fundó una nueva parroquia (populus Dei, Pueblo de Dios) dedicada a Santa María, para recordar la victoria sobre Satanás y la conquista cristiana de Jerusalén.Durante su papado, Sixto V hizo colocar en la plaza del Pueblo, frente a esa iglesia, un enorme obelisco que es el más grande y más antiguo de Roma.Ese obelisco fue exorcizado en presencia de Sixto V, pues había sido dedicado por un faraón egipcio a las falsas divinidades y por lo tanto tenía que arrancarse de él toda influencia del Diablo.El obelisco de la plaza del Pueblo fue el cuarto que el papa Sixto V hizo exorcizar, porque todos tenían un origen pagano. El primero fue colocado en la plaza de San Pedro en 1586 y el último en la plaza del Pueblo, en 1589. En cada uno, en la base, está escrito que el papa lo hizo exorcizar para sacarle influencias malignas.Ahora, el cardenal chileno Jorge Arturo Medina Estévez, prefecto para el culto divino, consultado por la agencia de noticias ANSA sobre el nuevo documento papal contra el Diablo, dijo: Aquel Papa hizo bien. Pues a veces es necesario echar a Satanás también de cosas o lugares.Según el documento, sólo unos pocos tienen el poder para realizar exorcismos. No lo pueden realizar laicos y menos que menos mujeres.

El Papa, se enfrentó cara a cara con el diablo al exorcizar en el Vaticano a una joven poseída.

La endemoniada, de 19 años, tuvo un ataque en plena audiencia general en San Pedro. Juan Pablo II intentó el exorcismo después del acto en un lugar apartado. Con este exorcismo, Juan PabloII ha realizado, que se sepa oficialmente, tres exorcismos a lo largo de sus 21 años de pontificado. Según fuentes consultadas, con este signo Juan Pablo II quiere sugerir al interno de la Iglesia la necesidad de recuperar una pastoral muy olvidada desde mitad de este siglo. El Papa quiere señalar con esta actuación, y su posterior revelación, que el demonio existe y que sigue actuando en el mundo. El Padre Amorth, exorcista oficial de la diócesis de Roma, diócesis presidida por el Santo Padre, ha sido el encargado de revelar este suceso tan increíble. Amorth viene reclamando desde años que la Iglesia se tome más en serio esta pastoral, poniendo más sacerdotes a este servicio. 12/09/2000

Zenit - Ciudad del Vaticano .-

El miércoles pasado Juan Pablo II tuvo un encuentro cara a cara con el demonio. Lo ha confirmado el exorcista de la diócesis de Roma, el padre Gabriele Amorth, al diario «Il Messaggero», que ha publicado detalles desconocidos hasta ahora de lo sucedido. Durante la audiencia general del miércoles pasado, en la que estuvieron presentes unos 40 mil peregrinos, cuando Juan Pablo II impartió su bendición, una guapa muchacha de 19 años, originaria de un pueblecito cercano a la localidad italiana de Monza, comenzó a gritar de manera alocada. Se encontraba en las primeras filas, pues sus padres habían pedido que participara entre los enfermos. Ante tanto escándalo, como era de esperar, llegaron a toda prisa los agentes de policía italianos, que trataron de calmarla. Demostró, sin embargo, una fuerza sobrehumana, pues logró rechazar a los uniformados. Con voz cavernosa gritaba frases sin sentido e insultó al obispo Gianni Danzi (secretario general de la Gobernación de la Ciudad del Vaticano), que trataba de calmarla con un crucifijo. La muchacha respondió «vomitando» al prelado frases injuriosas. Intuyendo que la muchacha estaba poseída por el demonio, monseñor Danzi informó al secretario de Juan Pablo II, monseñor Stanislaw Dziwisz, quien a su vez refirió lo que estaba sucediendo al pontífice.

Cuando el Papa terminó la acostumbrada vuelta en «papamóvil» por la plaza de San Pedro para saludar más de cerca a los peregrinos, se encontró en un lugar apartado con la «endemoniada». El Papa hizo un exorcismo y rezó por ella durante una media hora. Al final, le aseguró que ofrecería la misa del día siguiente para que fuera liberada de la posesión. Parece que el exorcismo sólo logró un beneficio pasajero para la chica.

Continúa el exorcismo

El sacerdote Gabriele Amorth, quien es quizá el exorcista más famoso del mundo por sus libros de gran éxito -uno de los más conocidos es «Habla un exorcista» (Planeta+Testimonio), 1998-, revela: «Había hecho un exorcismo a la muchacha en la mañana del día anterior, junto a otro exorcista de Roma, el padre Giancarlo Gramolazzo. La muchacha es realmente un esplendor por su bondad y pureza. Sufre padecimientos atroces que ofrece al Señor por la conversión de los pecadores. Es un caso tremendo de posesión diabólica. Da una pena terrible el verla sufrir totalmente retorcida».

Según Amorth, «el Papa la vio, la llamó, la acarició y la trató con mucho cariño durante media hora. Le dijo que en la mañana del día siguiente, jueves, celebraría la misa por ella. En el exorcismo estuvo presente el obispo Danzi. Al día siguiente, el jueves por la tarde, volví a hacer sobre ella un exorcismo junto al padre Giancarlo que duró dos horas. En este exorcismo también participó monseñor Danzi».

En esa ocasión, la voz diabólica aludió al encuentro del día anterior con el Papa. «¡Cómo estaba contento el diablo -continúa diciendo el padre Amorth-. Menudas carcajadas que se echaba. Llevó a la pobre muchacha a decirme: '¡Ni siquiera tu jefe (es decir, el Papa) ha logrado hacer nada conmigo! '».

Un maleficio

El exorcista de la diócesis de Roma afirma que el caso de esta muchacha es dramático y lo atribuye a un maleficio. Cuando era muy pequeña ya sufrió una posesión. La actual dura desde que tenía doce años. En estos momentos, «cuando no se manifiesta la posesión -concluye-, la muchacha no sólo es preciosa, sino que además manifiesta una gran bondad y aceptación de los sufrimientos ofreciéndolos al Señor. Antes llevaba una vida casi normal, desde hace tres años, sin embargo, no ha podido ir al colegio ni trabajar». En su ministerio como obispo de Roma, Juan Pablo II ha realizado al menos otros dos exorcismos de este tipo. El primero tuvo lugar a inicios de su pontificado, por petición de otro famoso exorcista de Roma, el padre Candido Amantini. El segundo, a finales de marzo de 1982, ha sido testimoniado por el cardenal francés Jacques Martin y lo realizó sobre una mujer de Spoleto, Francesca F., que después volvió a dar gracias al Santo Padre.

Para el Padre Amorth, exorcista oficial de la diócesis de Roma, hay seis formas de posesión diabólica: «Los sufrimientos físicos causados por satanás externamente, que suelen ocurriles a muchos santos, como al cura de Ars; la posesión diabólica, en la que el demónio se apodera de un cuerpo y lo hace actuar y hablar como él quiere; la vejación diabólica, transtornos o enfermedades, desde muy graves hasta leves; la obsesión diabólica, se trata de acometidas repentinas, a veces continuas, de pensamientos obsesivos; las infestaciones diabólicas de casas, objetos y animales; y, por último, la sujeción diabólica, en la que se incurre cuando nos sometemos deliberadamente a la servidumbre del demonio».

«El trabajo del exorcista -dice Amorth- se centra sobre todo en la posesión diabólica, puesto que para las demás acciones del Maligno deberían bastar los medios comunes de la gracia: la oración, los sacramentos, la limosna, la vida cristiana, y el recurso constante al Señor, a la Virgen, a los Santos y a los ángeles».
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